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¡Gracias, papá!


Por: Dr. Juan Domingo Porras Hernández



 

 

Hoy decidí hacerme un regalo de vida: reflexionar con sinceridad sobre el papel de mi padre en mi desarrollo como persona.


Al igual que mi madre, sé que mi padre me ama incondicionalmente. Mi madre me ama desde el corazón y desde el vínculo vital creado conmigo por haberme llevado en su vientre; por nutrirme y cuidarme en los años en que yo no pude hacerlo por mi mismo.


A diferencia de ella, mi padre me ama desde el corazón y desde el cerebro: me ama por quien soy y porque represento una parte de su propia relación con el mundo. Su amor tiene que ver con su visión y postura ante él.


Como adulto, hoy sé que parte de ti, papá, vive en mi. Y al guardar en mi corazón un lugar de honra y agradecimiento para ti, me acepto completamente y puedo ser la mejor versión de mi mismo.


Me ofreciste un modelo de persona intensamente viva, que cristaliza con alegría cada etapa de su proyecto de vida, que es congruente en sus valores y que se abre a la sociedad para servirla y contribuir a ella en forma positiva.


Me diste mucho papá. Como adulto, también sé que aunque sólo me hubieras dado tus espermatozoides, yo estaría agradecido y reconciliado contigo por haberme dado el don y la oportunidad de estar vivo.


Contigo aprendí la dimensión física del juego: a patear un balón, tacklear, disparar con arcos y flechas, cortar leña, a no agredir y defenderme. También aprendí a sembrar y cuidar un árbol.


Aprendí la dimensión emocional y racional de la vida en pareja: cómo disfrutarla, cómo ser un buen miembro de ese equipo, cómo aprender de esa experiencia y cuándo poner límites cuando mi dignidad se ve comprometida.


Aprendí la dimensión personal de estar vivo: a creer en mis capacidades, a confiar en mi mismo. A cuidarme y desarrollarme. A tener mis pies bien plantados en la tierra y la mente clara. A nutrir, cuidar y desarrollar mi autoestima para hacer realidad mis sueños y proyecto de vida.


Gracias por haber sido cálido, divertido y empático.


Gracias por marcarme límites y expectativas, aunque a veces yo no estuviera de acuerdo o simplemente no lo entendiera.


Gracias por no habérmelo dado todo. Por darme la oportunidad de probarme y equivocarme: de labrar por mí mismo mi propia libertad e independencia.


A cada ser humano, la vida nos regala una mamá y un papá. Cada uno es diferente. Cada uno es sí mismo. Yo soy por ellos, por mi y mis circunstancias.


Es mi decisión adulta aceptar de quienes vengo, abrazarlos y agradecerles con sinceridad. Al hacer esto, me acepto, hago fuertes mis alas, las extiendo y estoy listo para volar alto, mi propio vuelo.


Desde lo más profundo de mi corazón: ¡Gracias, papá!

 

 


 

Este artículo, aparte de ser una reflexión personal, contiene varias ideas y conceptos contemporáneos respecto al rol del padre. Si quieres profundizar en este tema, te recomiendo las siguientes lecturas y videos:

• Fromm E. El arte de amar. México: Paidós, 2000.

• Borbolla J. Una luz en el camino. Qué tiene papá que no tiene mamá. En: Sin dañar a terceros. El niño ante los conflictos entre papá y mamá. México: Producciones Educación Aplicada, 2013.

• Lamb ME. The role of the father in child development. 5th.ed. New Jersey: Wiley, 2010.

• Battaglia J, Pellegrino J. That’s my dad! Honoring the fathers who shaped our lives. Racine: Broadstreet, 2016.

• Sánchez CC. Si quieres casarte con mi hija debemos hablar. México: Diamante, 2015.

• Sánchez CC. Si quieres casarte con mi hija debemos hablar. México: Diamante, 2015.

• Romero L. Tengo rencor en contra de mis padres. México: Espacio Autoayuda, 2016. En: http://espacioautoayuda.com/sdf87v/

 

 

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